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Encuesta publicada por Elpaís dos meses antes de las Elecciones Generales del 20 de Diciembre |
Se acercan las elecciones del 26 de Junio, y casi todos los días aparecen publicados los famosos sondeos de intención de voto. En teoría, su función es informar de cómo va la ‘’carrera electoral’’: qué partido está en cabeza, cuál es el segundo, la distancia entre ambos…
Se supone que la encuesta electoral es una fotografía política del momento en el que se hace. Por ejemplo, imaginemos que el día 1 de Junio estallara un nuevo caso de corrupción en el Partido Popular (no sería tan raro). Si se realizara una encuesta al día siguiente, las respuestas de los ciudadanos estarían influenciadas por el caso de corrupción.
¿Qué quiero decir con este ejemplo? Que las encuestas tienen el problema de que solo explican un momento muy concreto. Llegado el día 26 de Junio lo más seguro es que los votantes españoles, olvidadizos por naturaleza, no recordaran el caso de corrupción que salió a la luz el día 1.
También hay que tener en cuenta que mucha gente decide no contestar a las preguntas de un sondeo. Es totalmente legítimo no querer revelar tu voto, sabiendo además que esa información puede ser utilizada con fines diversos, en muchos casos al servicio de la manipulación de la opinión pública.
Hasta aquí las limitaciones básicas, que reconocen incluso los más firmes defensores de las encuestas. Ahora viene la verdadera razón que confirma la naturaleza manipuladora de los sondeos electorales: ¿Quién los paga? Algunos incautos aún piensan que los estudios de opinión son un servicio gratuito para la ciudadanía, cuyo objetivo es mantener a la población informada y mejorar la calidad de nuestra ‘’democracia’’. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que las encuestas electorales son financiadas por empresas y gobiernos a cambio de algo: cocinarlas a su gusto. Son conscientes de la gran influencia que tienen sobre los votantes, por eso contratan a buenos ''chefs'' para sacarlas al punto, listas para publicar.
Obviamente las encuestas tienen más que ver con la propaganda política que con la información, no hay más que comparar los sondeos que se publicaron antes de las últimas elecciones generales con los resultados reales (os sorprenderéis).
Y por último, si tanto contribuyen las encuestas a la libertad de prensa y a la calidad democrática ¿por qué está prohibido publicarlas y difundirlas los 5 días anteriores a la votación? Nos engañan como a tontos, y nosotros se lo permitimos...